La Real Academia Española define el currículo como un “Conjunto de estudios y prácticas destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus posibilidades”. Etimológicamente, plantea Suárez Salas, “currículum es una voz latina que deriva del verbo curro que significa carrera (refiriéndose al recorrido llevado a cabo por el estudiante para lograr un grado académico), en tanto que plan de estudio deriva de otra expresión latina «ratio studiorum» que quiere decir organización racional de los estudios”.
Para conformar un currículo, establece Díaz (2007), es necesario desarrollar el proceso del diseño curricular. El concepto de diseño se refiere a la estructuración y organización de fases y elementos para la solución de problemas; en este caso, por diseño curricular se entiende al conjunto de fases y etapas que se deberán integrar en la estructuración del currículo. De la misma manera, debe entenderse que el desarrollo y/o diseño curricular es un proceso, y el currículo, es la representación de una realidad determinada, resultado de dicho proceso (Arredondo, 1981, en Díaz, 2007). Para Díaz (ibídem) el diseño curricular es una respuesta no sólo a los problemas de carácter educativo, sino también a los de carácter económico, político y social.
Para Tyler (1979, en Díaz Barriga) el diseño curricular responde a cuatro interrogantes:
1. ¿Qué fines desea alcanzar la escuela?
2. De todas las experiencias educativas que pueden brindarse, ¿cuáles ofrecen probabilidad de alcanzar esos fines?
3. ¿Cómo se pueden organizar de manera eficaz esos fines?
4. ¿Cómo podemos comprobar si se han alcanzado los objetivos
propuestos?
La pretensión de este trabajo es la de compartir la indagación sobre cinco ejes ligados a la conformación de diseños curriculares que a su vez están vinculados a las preguntas planteadas arriba; los ejes son: el docente, el alumno, la sociedad, la cultura y la política… todos ellos, cuestiones que articulan el currículo con los grandes problemas, expectativas y necesidades socioculturales.
Los conceptos, los valores y las actitudes de los y las docentes son determinantes para lograr la transformación curricular. Debemos pasar a ser interlocutores interesados en las necesidades de los estudiantes, reconocer y respetar la cultura local y comunitaria y comprometernos a ampliar la visión cultural. Un compromiso mayúsculo es la asimilación de la propuesta de Popham (1986) quien plantea cuatro etapas que implican un importante número de tareas para promover el diseño de programas educacionales efectivos, incluso de materiales didácticos, (ver figura 1).
La formulación de objetivos es la etapa inicial, ya que éstos son prácticamente la razón de ser del eje académico.
Fig. 1.
Stenhouse (1998), por otro lado, diseña proyectos de investigación que se ocupan de problemas significativos del currículo y la pedagogía, pretende que el estudiante descubra el conocimiento por sí solo y que el profesor tenga un papel activo en la investigación de la enseñanza. Plantea, además, que el currículo es la pauta ordenadora de la práctica de la enseñanza y da un enfoque al modo de elaborar, desarrollar y aplicar el currículo como elemento para el aprendizaje y la formación del profesor. Declara, asimismo, que el currículo es un instrumento potente e inmediato para la transformación de la enseñanza, porque es una fecunda guía para el profesor, y que las ideas pedagógicas se presentan como más importantes para la identidad personal y profesional del profesor que como algo útil para su actividad práctica.
Con respecto a la visión del alumno, Stenhouse (ibídem) propone que en el currículo teoría y práctica deben aparecer siempre unidas, que se deben conocer los cambios que se quieren producir en los alumnos, para saber cómo enseñar para lograrlos y que el fin de la educación no es conseguir ciertos objetivos sino proporcionar acceso al conocimiento.
Un currículo centrado en el alumno presupone la colaboración (entre educadores y educandos); ambos deben tomar decisiones con respecto a objetivos, propósitos, contenidos, valores, y metodología, entre otros asuntos. Un maestro que negocia con sus alumnos, además de motivar la participación activa en los procesos educativos, propicia la intervención de los educandos en el devenir pedagógico.
El primer paso para interrelacionar a los implicados en el proceso de enseñanza aprendizaje con la sociedad es la propia institución (Amavisca). El centro escolar debe ser un espacio para el aprendizaje, para la investigación… para promover el compartimiento de conocimientos, experiencias, valores, juegos; un espacio en el que los alumnos aprendan a desarrollarse constantemente. Esta concepción centrada en la escuela y en la sociedad permite la proyección misma de la institución en la que se labore. Esto ocurre, por citar un caso, en las escuelas secundarias técnicas, en donde lo primordial consiste en propiciar que los alumnos desarrollen sus capacidades tecnológicas. En el taller de Forja y Soldadura de la Escuela Secundaria Técnica número 80 de Santiago Tuxtla, por ejemplo, se han dotado de protecciones de fierro, puertas, ventanales, barandales, etc., a numerosas escuelas vecinas, hecho que ha catapultado el vínculo de la escuela con la sociedad, la cultura y la política, pues se trabaja también en colaboración con las autoridades municipales.
El currículo, declara Popher (1976), es el esfuerzo conjunto y planificado de toda escuela, destinado a conducir el aprendizaje de los alumnos hacia resultados predeterminados. Las comunidades deben fortalecer su participación en el proceso educativo, propiciando la relación entre el centro educativo y el entorno, con su idioma, su cultura, la política, sus necesidades y sus costumbres. Su papel es proporcionar información y proponer soluciones.
La propuesta de Transformación Curricular tiene en cuenta la importancia de los espacios primarios y secundarios de interacción y socialización. La familia, la comunidad, el pueblo, la región, el país y el mundo son escenarios para los humanos. Debe pensarse, establece Popher (ibídem), en el diseño curricular enalteciendo varios aspectos: la personalidad del individuo, la vida familiar, la convivencia ciudadana, la seguridad, la orientación para el trabajo y las tecnologías (como en el citado caso de las escuelas técnicas).
En suma, es necesario desarrollar el proceso del diseño curricular que represente una realidad que responda no sólo a los problemas de carácter educativo, sino también a los de carácter económico, político y social. Los docentes debemos ser interlocutores interesados en las necesidades de los estudiantes, reconocer -y respetar- la cultura local y comunitaria, y comprometernos a ampliar la visión cultural.
Para promover el diseño de programas educacionales efectivos se plantean, en este trabajo, cuatro etapas consecutivas: especificación de objetivos, evaluación diagnóstica, proposición de actividades instruccionales, y evaluación de objetivos logrados en los que el profesor debe tener un papel activo en la investigación de la enseñanza, y en colaboración con el alumno debe decidir con respecto a objetivos, propósitos, contenidos, valores, y metodología.
El centro escolar, a su vez, debe ser un espacio para el aprendizaje, la investigación, la promoción del compartimiento de conocimientos, experiencias, valores, juegos; un espacio en el que los alumnos aprendan a desarrollarse constantemente vinculándose con la sociedad, la política y la cultura.
REFERENCIAS
Diaz Barriga,F. Metodología de Diseño Curricular para Educación Superior. Editorial Trillas. 2007.
Popham, W. Planeamiento de la enseñanza. Ed. Paidós. Mexico. 1986.
Stenhouse, Lawrence. Investigación y Desarrollo del Currículum.
Ed. Morata, Madrid. (1998).
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
Buitrón, N. El currículum: un acercamiento profundo al término
y los desafíos que presenta en las instituciones educativas, en
Revista especializada en Comunicación. Razón y palabra.
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n26/nbuitron.html#nb
Popher (1976) en diapositivas Diseño Curricular
de M. Margarita Gloria Rojano Salas. UNIMEX. PLANTEL VERACRUZ. Julio de 2009.
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura
Revista Electrónica de Investigación Educativa Sonorense.
Diseño y Desarrollo del Currículum en el Nivel Medio
Superior (Subsistema COBACH). Raúl Amavisca Carlton.
http://www.redies.org/REDIES2/ART_5_REDIES_2.pdf