"Nadie podía negar el enorme bien que la Iglesia moderna hacía en el atormentado mundo actual, pero no se podía obviar su historia de falsedades y violencia. Su brutal cruzada para «reeducar» a los paganos y a los practicantes del culto a lo femenino se extendió a lo largo de tres siglos, y empleó métodos tan eficaces como horribles.
La Inquisición publicó el libro que algunos consideran como la publicación más manchada de sangre de todos los tiempos: el
Malleus Malleficarum —El martillo de las brujas—, mediante el que se adoctrinaba al mundo de «los peligros de las mujeres librepensadoras» e instruía al clero sobre cómo localizarlas, torturarlas y destruirlas. Entre las mujeres a las que la Iglesia consideraba «brujas» estaban las que tenían estudios, las sacerdotisas, las gitanas, las místicas, las amantes de la naturaleza, las que recogían hierbas medicinales, y «cualquier mujer sospechosamente interesada por el mundo natural». A las comadronas también las mataban por su práctica herética de aplicar conocimientos médicos para aliviar los dolores del parto —un sufrimiento que, para la Iglesia, era el justo castigo divino por haber comido Eva del fruto del Árbol de la Ciencia, originando así el pecado original. Durante trescientos años de caza de brujas, la Iglesia quemó en la hoguera nada menos que a cinco millones de mujeres.
La propaganda y el derramamiento de sangre habían surtido efecto.
El mundo de hoy era la prueba viva de ello".
DAN BROWN. El código Da Vinci.