En el Encuentro Empresarial COPARMEX en Cd. Juárez, el 12 de octubre de 2007, la periodista mexicana Denisse Dresser retrata la situación actual de México en un elocuente, encendido y trascendental discurso en el que plantea mediante antecedentes, descripción de hechos indignantes, denuncia pública, culpables impunes, y una larga lista de personajes funestos la podrida sociedad política que desde hace más de veinticinco años malgobierna nuestro lastimadísimo país. Pareciera que su oratoria disparara a trochemoche zahirientes azagayas a todo y a todos … pero, a su juicio, los referidos son los culpables del desorden que prevalece en la república, en la actualidad.
Desde el inicio, asaetea a los presentes con puntillosos argumentos sobre lo que Octavio Paz ha etiquetado -cita ella- como “el Ogro Filantrópico”. Denuncia: “En México muchos viven con la mano extendida, con la palma abierta, esperando la próxima dádiva del próximo político, esperando la entrega del cheque o el contrato o la camiseta o el vale o la torta o la licuadora o la pensión o el puesto o la recomendación o la concesión de un bien público… la generosidad del estado que con el paso del tiempo produce personas acostumbradas a recibir en vez de participar, personas que son vasos y tazas, ciudadanos-vasija, ciudadanos-olla, recipientes en vez de participantes, resignados ante lo poco que se vacía dentro de ellos porque la economía no crece lo suficiente, porque el país no avanza como debería, porque el tiempo transcurre y no dejan de ser pobres.”
¿Cuánto daño ha provocado la “filantropía política” en el pueblo de México? La dádiva -como la mordida, el tráfico de influencias, la simulación periodística o la tenencia vehicular- se implantó en la dermis de la sociedad como virus de Aedes Aegypti, y el mal se ha tornado tan cotidiano, tan común, que ya es “inerradicable”; ya no lo curan ni políticas nuevas, ni denuncias públicas, ni antibiótico alguno. ¿Se trata acaso del Gólgota moderno –que incluye pecados, penitencias y crucifixiones? Será, me pregunto, ¿una especie de diabetes social incurable, producto de la ingesta de dietas chatarras? ¿Pero, qué haría los más pobres de los pobres de los pobres sin la dádiva generosa del presidente, del diputado o del senador?, ¿qué destino tendrán los “ciudadanos-vasija” en tiempos de campaña? ¿Exagera en su discurso Dresser? ¿En qué se convierte un político al sentenciar a sus votantes al eterno padecimiento del hambre y de las falsas esperanzas? Piense y acertará.
En otra intervención reciente de la periodista de marras -en el Foro "México ante la Crisis", frente a diputados, senadores, empresarios y funcionarios- señala: “Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina “CRONY CAPITALISM": el capitalismo de cuates, el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización. Ese andamiaje de privilegios y "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales -telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, energía- que aprisiona a la economía y la vuelve ineficiente. Una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo oligárquico.
Hoy, México -inmerso en la crisis- está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico donde el Estado no protege privilegios, defiende cotos, elige ganadores y permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder para vetar reformas que los perjudican.”
Compartimos la visión de la informadora y lamentamos que sea éste, el México que también a nuestra generación le toca vivir: el México de grandes reformas pero de enormes y continuos saqueos económicos. Un país de reglas claras, pero cada vez más violento e inseguro. Una nación con un sistema de justicia que es injusto. Un estado oligárquico que obliga a miles de compatriotas a cruzar las fronteras para mejorar derroteros. Un bellísimo territorio por el que da miedo transitar. Una tierra única, pródiga en petróleo y en recursos naturales que no genera riqueza al pueblo. Un estado en crisis con un modelo económico que concentra la riqueza en unos cuantos y distribuye mal la que hay. Una red amafiada que opera a base de favores, concesiones y protecciones. Un territorio hermoso regido por la economía de “cuates”. Sí, habitamos un país bellísimo, pero lastimado hasta el tuétano por la corrupción vergonzante, que parece eterna.
En fin, el discurso de Denisse se suma a la denuncia generalizada de acciones injustas. A partir de la exhibición pública en www.youtube.com, le han surgido algunas críticas irreverentes. Le exigen, por ejemplo, que hable menos y que actúe más. Le reclaman que en vez de lamentarse, que emprenda negocios. Minimizan, o al menos intentan hacerlo, su trabajo periodístico. Nosotros, en cambio, compartimos su visión –y su misión: la denuncia mediante la palabra hablada y escrita. ¿Qué sería entonces de nuestro país sin la presencia del periodismo reflexivo?
Desde el inicio, asaetea a los presentes con puntillosos argumentos sobre lo que Octavio Paz ha etiquetado -cita ella- como “el Ogro Filantrópico”. Denuncia: “En México muchos viven con la mano extendida, con la palma abierta, esperando la próxima dádiva del próximo político, esperando la entrega del cheque o el contrato o la camiseta o el vale o la torta o la licuadora o la pensión o el puesto o la recomendación o la concesión de un bien público… la generosidad del estado que con el paso del tiempo produce personas acostumbradas a recibir en vez de participar, personas que son vasos y tazas, ciudadanos-vasija, ciudadanos-olla, recipientes en vez de participantes, resignados ante lo poco que se vacía dentro de ellos porque la economía no crece lo suficiente, porque el país no avanza como debería, porque el tiempo transcurre y no dejan de ser pobres.”
¿Cuánto daño ha provocado la “filantropía política” en el pueblo de México? La dádiva -como la mordida, el tráfico de influencias, la simulación periodística o la tenencia vehicular- se implantó en la dermis de la sociedad como virus de Aedes Aegypti, y el mal se ha tornado tan cotidiano, tan común, que ya es “inerradicable”; ya no lo curan ni políticas nuevas, ni denuncias públicas, ni antibiótico alguno. ¿Se trata acaso del Gólgota moderno –que incluye pecados, penitencias y crucifixiones? Será, me pregunto, ¿una especie de diabetes social incurable, producto de la ingesta de dietas chatarras? ¿Pero, qué haría los más pobres de los pobres de los pobres sin la dádiva generosa del presidente, del diputado o del senador?, ¿qué destino tendrán los “ciudadanos-vasija” en tiempos de campaña? ¿Exagera en su discurso Dresser? ¿En qué se convierte un político al sentenciar a sus votantes al eterno padecimiento del hambre y de las falsas esperanzas? Piense y acertará.
En otra intervención reciente de la periodista de marras -en el Foro "México ante la Crisis", frente a diputados, senadores, empresarios y funcionarios- señala: “Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina “CRONY CAPITALISM": el capitalismo de cuates, el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización. Ese andamiaje de privilegios y "posiciones dominantes" y nudos sindicales en sectores cruciales -telecomunicaciones, servicios financieros, transporte, energía- que aprisiona a la economía y la vuelve ineficiente. Una mezcla de capitalismo de Estado y capitalismo oligárquico.
Hoy, México -inmerso en la crisis- está aún lejos de acceder al capitalismo dinámico donde el Estado no protege privilegios, defiende cotos, elige ganadores y permite la perpetuación de un pequeño grupo de oligarcas con el poder para vetar reformas que los perjudican.”
Compartimos la visión de la informadora y lamentamos que sea éste, el México que también a nuestra generación le toca vivir: el México de grandes reformas pero de enormes y continuos saqueos económicos. Un país de reglas claras, pero cada vez más violento e inseguro. Una nación con un sistema de justicia que es injusto. Un estado oligárquico que obliga a miles de compatriotas a cruzar las fronteras para mejorar derroteros. Un bellísimo territorio por el que da miedo transitar. Una tierra única, pródiga en petróleo y en recursos naturales que no genera riqueza al pueblo. Un estado en crisis con un modelo económico que concentra la riqueza en unos cuantos y distribuye mal la que hay. Una red amafiada que opera a base de favores, concesiones y protecciones. Un territorio hermoso regido por la economía de “cuates”. Sí, habitamos un país bellísimo, pero lastimado hasta el tuétano por la corrupción vergonzante, que parece eterna.
En fin, el discurso de Denisse se suma a la denuncia generalizada de acciones injustas. A partir de la exhibición pública en www.youtube.com, le han surgido algunas críticas irreverentes. Le exigen, por ejemplo, que hable menos y que actúe más. Le reclaman que en vez de lamentarse, que emprenda negocios. Minimizan, o al menos intentan hacerlo, su trabajo periodístico. Nosotros, en cambio, compartimos su visión –y su misión: la denuncia mediante la palabra hablada y escrita. ¿Qué sería entonces de nuestro país sin la presencia del periodismo reflexivo?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario