Desde la ventana de mi alma te veo.
Estás ahí incólume
con tu sonrisa de miel
estática como estatua implacable
pálida de noche.
Una inviolable sombra mortecina
mora en todo tu cuerpo... se vacía.
Pero sigues ahí con tu sonrisa de muerta
emplazándome al abismo azul.
Ahora
lenta
te mueves
te empinas la cicuta
y miras mis labios.
¿No es a mí a quien amas?
¿No eres tú a quien percibo?
( Imágenes de la oscuridad )
Entonces
-de pronto-
tu ánima me reclama
me exige un beso
se marcha…
y
me
dice
adiós.
Flavio Ramón Mendoza Fragoso
en Reminiscencias 2005.
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