martes, 8 de abril de 2008

Flavio Ramón: EL VERDADERO REINO DE DIOS.


Las declaraciones y el análisis presentados por Rafael Barajas “El fisgón”(monero de periódicos nacionales como La Jornada, El Chamuco y Proceso) en entrevista virtual al periodista Julio Hernández en el portal La otra tele (http://www.astillero.tv/) revelan una perspectiva oscura y terrible de la cúpula del poder político mexicano.
La derecha actual, dice, representa una oligarquía que es verdaderamente cerrada, que es verdaderamente inculta y que tiene una nula sensibilidad social; se trata de una derecha inmoral y con un historial siniestro que se remonta al fascismo mexicano en la década de los años 1930 y 1940 del siglo pasado: La Falange Española, la Agrupación Revolucionaria Mexicana y el Grupo Sinarquista (fundado por el padre de Carlos Abascal, exsecretario de gobierno, con el apoyo de agentes nazis en León, Guanajuato, con decenas de seguidores en nuestro país).
La agrupación más reciente denominada El Yunque, representa la ultraderecha más radical, clerical, inflexible, ciega, ceñida a dogmas religiosos que busca remontar al país a los tiempos de la Colonia; es decir, siguen en el antaño interés de formar en México “el verdadero reino de Dios”, eufemismo para no decir régimen cerrado, dogmático, represivo. Estos políticos vinculados estrechamente con grupos empresariales voraces no están dispuestos a ceder ni un sólo milímetro de sus brutales privilegios en aras de un poco de bienestar social.
Hace veinticinco años cuando nos vendieron el proyecto del neoliberalismo se creía que México saldría adelante; ahora conocemos los fatales resultados: un crecimiento considerable de la pobreza y una brutal concentración de la riqueza en unas cuantas personas.
Con severísimos problemas de legitimidad, el gobierno actual busca implantar la tercera generación de reformas neoliberales que es, asienta Barajas, erigir en ley lo que ya han convertido en norma a través de la práctica -violando la Constitución vigente… fracturando de manera directa el pacto social en el que se asienta la estabilidad de nuestra nación- implantando proyectos de monopolios privados monumentales y francamente muy poco éticos.
¿Qué deben hacer los diferentes sectores sociales ante las circunstancias planteadas por el fisgón”? ¿Mantenerse pasivos? ¿Esperar la luz divina que indique el nuevo derrotero? ¿Acatar el lema del Yunque: “el que obedece no se equivoca”? ¿O será éste el momento de sumarse a un movimiento revolucionario pacífico para liberarnos de nuestros modernos opresores? ¿O crear un movimiento social apartidista de los habitantes de la región de Los Tuxtlas? ¿Permitir a los empresarios televisivos que sigan entumiendo encéfalos con denigrantes programas televisivos infinitamente dañinos como el de Paty Chapoy u Origel? ¿Qué clase de país deseamos para nuestras futuras generaciones? Y quizá lo más importante: ¿Qué estamos haciendo como mexicanos y mexicanas para comprometernos con el tiempo en que nos toca vivir? ¿Cuánto es suficiente? ¿Estaremos exagerando?

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