Silencio de sirenas
Soy sirena silenciada
por la gubia que talla la madera.
Soy sirena de desierto, lagartija,
y me brotan por los ojos las arenas.
El trigal es un demonio.
El pan se parece a los beduinos
que se tapan del sol con manto de agua,
se comen los higos del rebaño
y a las seis ordeñan a las cabras.
Soy yo, quien las ordeña
antes de sacrificarlas,
antes de dejarlas ir por el arroyo,
antes de convertir en pan los arenales,
antes de morir de hambre entre los riscos.
Y en este trigal de todos y de nadie,
admiro a los que, antes que yo,
se atragantaron con hierba, muriendo
de este amarillo intenso,
de este ahogo de sirenas.
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Soy sirena silenciada
por la gubia que talla la madera.
Soy sirena de desierto, lagartija,
y me brotan por los ojos las arenas.
El trigal es un demonio.
El pan se parece a los beduinos
que se tapan del sol con manto de agua,
se comen los higos del rebaño
y a las seis ordeñan a las cabras.
Soy yo, quien las ordeña
antes de sacrificarlas,
antes de dejarlas ir por el arroyo,
antes de convertir en pan los arenales,
antes de morir de hambre entre los riscos.
Y en este trigal de todos y de nadie,
admiro a los que, antes que yo,
se atragantaron con hierba, muriendo
de este amarillo intenso,
de este ahogo de sirenas.
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Morir con las manos de mi madre
Quiero lavar mis celos de infortunios,
quiero cegar mis ojos con tizones,
quiero dar de comer a los muertos de hambre,
quiero ser los labios que en sus pechos
sepultan girasoles.
Quiero morir con las manos de mi madre,
ser la madre que desgaja corazones,
quiero andar por el camino, amarillo, maldito, bendito,
indescifrado
con pies que han aplastado
semillas de martirio.
-
Desconfianza
A veces desconfío del silencio del bosque
por las inexactas sombras
que proyectan sus contornos.
Del aire que muda sus huecos en las ramas
y de las cortezas desgajadas
con palpitantes congojas.
Desconfío de los rítmicos
pájaros carpinteros, de
sus códigos sonoros,
de las agonizantes flores
que gimen al sol por un destello
mientras sensuales rosas
ceden a la corona sus espinas.
Desconfío de la luz
cuyo acróbata sin cuerda
no deja huella en las arenas.
Porque vacía de Él,
yo también paseo mi cruz
por las tardes de madera,
entre frascos de romero
y cadenas de papel de china.
Desconfío de la zábila,
de los caracoles que la anidan,
de los alcatraces cuyas bocas secas
claman al arroyo caprichoso.
Desconfío de los niños que abarrotan
la parroquia,de su campanario
llamando a la piñata
para secar sus lágrimas de hambr,
cuando la ciudad entera
es un capullo abierto por la plaza,
vendedores de palmas santas
adornadas con brillantina:
Dolorosas imágenes.
Cientos de alacranes emergen de las cloacas.
Desconfío cuando todo
el cuerpo me sabe a rosa seca
y en mi memoria se malgasta la rayuela
por los vestidos de moños cuyos holanes
se desgarraron en riñas fraternas.
Desconfío cuando escucho los pasos
de la que fue mi abuela
y siento a otra abuela surgiendo de mi cuerpo:
cinco generaciones renuevan
cien vuelos de palomas
que atrapadas, se maltratan de las alas.
Desconfío del jardín paterno,
pues no me pertenece.
¿Qué haré yo para encontrar un sitio
donde mi niñez recobre su sombra exacta?
-
Lilia Ramírez. Orizaba, Ver. Obra publicada: “La mujer que dividió el tiempo” (2007), Editorial Raíz Alternativa, Bs.As. Argentina; "Flores del Cosmos" (2003) Letras de Pasto Verde, Orizaba, Ver. y "Retratos de Aromas"(2000) Letras de Pasto Verde, Orizaba, Ver.De 1999 a la fecha, ha participado en diversas actividades literarias y ha sido publicada en los géneros de poesía y narrativa, en revistas impresas y virtuales, de nivel local, estatal, regional, nacional e internacional.
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