lunes, 12 de noviembre de 2007

REDENCIÓN

Flavio Ramón, reciba ud. un saludo fraternal de Jorge Canela Landa, desde el Distrito Federal, de un tuxteco por adopción.Quisiera en esta ocasión colaborar con La Peña Literaria a través de un poema y una fotografìa de mi autoría y con ello, poder iniciar una serie de colaboraciones e intercambios. Le adjunto dos archivos para que, en caso de considerarse así, puedan ser publicados en el blog que ud. dirige. El primero, es un poema escrito en voz femenina, lo he titulado Redención, en él habla una mujer y no la voz del poeta que ha construido el poema.La fotografía que adjunto, la he titulado: Las siete y la luna, la tomé en el mes de julio de este año 2007 y como ud. la reconocerá inmediatamente, se trata del palacio municipal de Santigo Tuxtla; en ella, he colocado la torre en diagonal dándole con ello, un ritmo y una figura propia de la manecillas de un reloj que, en conjunción con la luna logran el tema que invoca el título que he referido. Anticipadamente le doy las gracias.
Putifícame rompiendo mi calma pueblerina
Desgarra mi silencio que no encuentra labios.
Convierte mi garganta en un cometa.

¡Ven a prestarme tu oído!

Hablándame, que como el agua
puedo reptar por tus cavernas.

Animal soy, he sido.
Camisa de fuerza es mi cuerpo.

Animal eres, has sido.
La fuerza de tu cuerpo es tu camisa.

Desátame del cuerpo,
Ven a romper mis labios de sandía.

Hay en mi concha de cangrejo una osadía
Que guardo para tu hora de mariposa.
-Pasé noches esperando que brotaras del gusano-

Móntame en tu horqueta de caballo que trota.
Llévame por el monte y las vías lácteas.

¡Ay milenaria pasión escondida, negada¡
Tendrás que sacar tu lágrima y tu gemido enterrado,
Haré que estallen tus diamantes callados
hasta acabar la onda pulcritud que me inculcaron.

Borracha estoy, ebria de placer.
Quiero gritar mis venas hasta vaciarlas.
Quiero callar mi cuerpo hasta el cansancio.
Putifícame...

No me basta mi cuerpo, soy la idea.
Soy liviandad en esta hora de los hombres, de la historia.

Líbrame de los padres y de los hermanos,
De los amigos y de los conocidos.
Líbrame tú, animal enamorado de mi osadía.

Sojúzgame incorpórea, desde la raíz del suspiro,
No en mi carne ni en mi dolor de hembra.

No me acompañes en los días ni en el parto
Sino en mis ganas soterradas.

Quiero dejar de ser tu sombra y tu semilla
Para abundar en tus excesos.

No veneres mi regazo ni el hogar que levanto,
No trasciendas en mí vientre,
No comas de mi mano.

Soy el principio de tu costilla que tejió mi carne:
Soy las ganas, la pasión y el deseo.

Ven a mi oscuridad con las estrellas que inventó el poeta.
Ven a moverme con el canto que ulula el viento.
Ven a labrar mi monte con tu guataca de paleto animoso.

Redímeme de tus manos y tus ganas.
Putifícame...

Siembra mi lluvia, guarda mi luciérnaga
Para la hora en que te inspiras.

Toma mi boca para guardar tu silencio.

No construyas mi tacto,
No dirijas mi mirada,
No endulces mi oído,
No prendas tus hedores a mi olfato,
No guardes en mi lengua tu sabor de perro.

No hagas que me pudra en tus cadenas
Y líbrame de tus prejuicios y tus celos.

No me adornes, no duermas conmigo.
Líbrame de cacerolas y de escobas.
Putifícame...
Tú, poeta, amante, mis ganas clandestinas.

Jorge Canela Landa.

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